DIARIO DE SAN JOSÉ
Un sueño hecho realidad Hotel Colonial

Cada semana don Eddy Vargas Fallas, asistía con su familia a la misa de la Iglesia de La Soledad, en la capital. Era de costumbre que, con propósito visionario, dejara el carro viendo hacia la casa de sus sueños. Para su esposa, doña Marta Chacón y su hija, Silvia Vargas Chacón, las palabras de don Eddy sobraban, sus ojos brillosos al ver la propiedad no pasaban desapercibidos.
Durante un viaje que don Eddy realizó a Granada, Nicaragua, observó que hermosas casas antiguas eran hoteles no solo confortables, sino con un gran valor histórico. Así le sumó esa aspiración al sueño.
Mágicamente se alineó todo cuando, de regreso en San José, don Eddy supo que la casa, propiedad en ese entonces de doña Laura Urgellés, estaba en venta, por lo que, inmediatamente buscó una reunión con ella y su hermano para negociar.
“Mi papá era demasiado carga, vendió bienes materiales que apreciaba, vendió la casa, el carro y sacó un préstamo para reunir ese dinero que haría realidad el anhelo con el que él tanto soñaba”, dijo Silvia.
“Por otro lado mi mamá es el bastión de toda la familia, ella era el apoyo incondicional de mi papá, que falleció el año pasado. A todos esos sueños que parecen inalcanzables, mi mamá no les siembra duda, ella siempre nos da el apoyo”, enfatizó Silvia.

Para el año 2002, la encantadora residencia fue adquirida por don Eddy, con la fuerte convicción de que quería que la casa fuera apreciada y puesta a disposición para huéspedes de la ciudad capital.
Un año más tarde, a cargo del arquitecto Fausto Calderón, iniciaron los trabajos de remodelación. Cada parte del proyecto se pensó minuciosamente para conservar la belleza de la casa y armonizar lo que ya existía, con el nuevo diseño de hotel.
Primordialmente, se tuvo sumo cuidado para conservar la estructura original de los arcos de madera labrada, ya que tienen un gran valor, no solo para los nuevos propietarios, sino también, para la familia Urgellés, a quienes les guardan respeto.
La apertura del Hotel Colonial se dio en el año 2005. A ahora cuenta con cafetería y restaurante situado en una acogedora terraza. En el hotel cada detalle de su estructura narra una historia especial.
- Los labrados de madera reflejan el amor de los Urgellés
por lo que hacían
En 1906 arribó de Cataluña, España, el matrimonio de don José Urgellés Riad y doña Antonieta Ferrer. Él era un hábil ebanista e instaló la Mueblería y Ebanistería José Urgellés, en la ciudad de San José.
Su taller se situó en el edificio Steinvorth. Luego se trasladó al costado Sur del Teatro Nacional y finalmente a las inmediaciones del Llano de la Sabana. Desde sus inicios, la marca Urgellés se posicionó en el mercado como de alta calidad en diseño y finas maderas.
Por otra parte, en la década de los cuarenta, llegó a nuestro país, también de Cataluña, el señor Agustín Penón y su esposa, que estaba emparentada con los Urgellés. Agustín igualmente era ebanista y por ello se asociaron dando lugar a la Mueblería Urgellés y Penón. Firma comercial que se mantuvo hasta principios de la década de 1980, cuando nuevamente volvió a quedar únicamente como Mueblería Urgellés. Antonio Urgellés Ferrer, uno de los hijos de Don José, aprendió el oficio de ebanistería en el taller familiar y continuó la tradición.
En 1947, don Antonio y su esposa doña Virginia Chavarría González, decidieron construir su residencia al costado Este de la Iglesia de La Soledad y contrató para el diseño de la vivienda, al arquitecto de origen catalán, Víctor Sabater y al Ingeniero Federico Jiménez, para la supervisión de los trabajos, creando la vivienda que actualmente alberga al Hotel Colonial.
La vivienda se levantó de dos plantas, con ladrillo repellado. Tiene una serie de detalles de ornamentación en maderas finamente trabajadas. En el artesanado de los cielorrasos del primer nivel, los arcos y las ménsulas separan los salones y la fachada, todos elaborados en la mueblería familiar. Los pisos de la segunda planta son de cristóbal. En la fachada sobresale el antejardín y su fuente de mosaicos de talavera mexicana. Los trabajos de forja de hierro de los tres balcones se distinguen por detalles en Art Noveau, las pequeñas columnas salomónicas y la claraboya.
En 1983, la casa pasó a manos de su hija Laura Urgellés, quien la alquiló a la Galería de Arte 452. Posteriormente, fue ocupada por el Movimiento Nacional de Juventudes y finalmente adquirida por don Eddy.
“Esta propiedad se compró a punta de esfuerzo y sacrificio, mi mamá y mi papá nos sacaron adelante a 8 hijos y gracias a Dios contamos la historia de este sueño hecho realidad, definitivamente en este hotel, que es mi segundo hogar, le abrimos las puertas para que más personas disfruten y conozcan la historia de nuestra ciudad capital.” finalizó Silvia.
Agradecimiento:
Agradecemos a Silvia Vargas Chacón y a sus padres, por la apertura del hotel y por su aporte a la historia y a la cultura de la ciudad capital.